De contador a artista
Jacob Lund siempre tuvo una veta creativa. De niño, su madre predijo que se convertiría en artista, y acertó, aunque el camino requirió algunos desvíos.
Tras estudiar negocios y trabajar en finanzas y startups, no fue hasta los confinamientos por la COVID-19 cuando Jacob retomó la pintura. Lo que empezó como una vía de escape creativa pronto se convirtió en una vocación.
Comenzó a vender su obra desde su apartamento en Copenhague y, para su sorpresa, conectó con la gente. Una venta llevó a otra, y en poco tiempo el arte se convirtió en su camino a tiempo completo.
"Nunca planeé ser artista a jornada completa; simplemente ocurrió cuando por fin me di espacio para crear."
Hoy el arte ya no es solo una pasión, es su profesión. Jacob pasa sus días pintando, reuniéndose con coleccionistas y construyendo una vida alrededor de lo que más le gusta.
Su proceso creativo es instintivo, emocional y abierto: a menudo no sabe hacia dónde va una pieza hasta que la termina, y así es como le gusta.
La historia de Jacob demuestra que nunca es tarde para reconectar con tu pasión y dejar que trace tu camino.